Uma delegação de professores da Universidade Federal do Acre (Ufac), composta pelos doutores Gerson Rodrigues de Albuquerque e Francisco Bento da Silva, além da mestra Raquel Alves Ishii, todos lotados no Centro de Educação, Letras e Artes (Cela), campus de Rio Branco, participou no período de 4 a 8 deste mês, na cidade de Heredia (Costa Rica), das XI Jornadas Andinas de Literatura Latino-Americana (Jalla).
Durante o evento, que acontece a cada dois anos em diferentes cidades da América Latina (a próxima jornada está marcada para La Paz, em 2016), o professor Gerson Albuquerque foi eleito para exercer uma das quatro secretarias da entidade no Brasil. “Isso tem um significado enorme para a nossa universidade, pois somos quatro secretários do Brasil: um da UFF, um da PUC-SP, um da UFBA e um da Ufac”, disse Albuquerque.
Dentre os novos secretários do Jalla, que é composto por um total de trinta e um membros, além do representante da Ufac, o congresso da Costa Rica também elegeu os seguintes professores: Consuelo Meza (Aguas Calientes – México), Werner Machenbach (Alemanha – Centro América e Caribe), Grínor Rojo (Santiago – Chile), Sophia Yáñez (Equador) e Marcia Paraquett (Bahia – Brasil).
Com informações da ASCOM/UFAC.
Confira Lista de secretários atualizada do evento.
Histórico: o retorno às origens
Ao final do evento, na Sala Magna del Liceo de Heredia, Costa Rica, o fundador das JALLAS, Guillermo Mariaca Iturri, fez um histórico do evento latino-americano e anunciou o próximo evento que ocorrerá aonde tudo começou, em La Paz, Bolívia, há 21 anos. A fala na íntegra está reproduzida abaixo e marca politicamente o lugar de onde falam os intelectuais que coordenam as jornadas.
JALLA – Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana: el viaje a la semilla
Guillermo Mariaca Iturri
“Durante todo el siglo XX la literatura latinoamericana fue construyendo nuestra residencia en la tierra.
Recorriendo la distancia desde la colonia hasta la nación, peregrinando por laberintos de soledad, nuestra
literatura nos imaginó. Hemos conversado en las catedrales, hemos escrito a los coroneles, hemos creído en las
utopías arcaicas, nunca hemos pedido que aparten de nosotros este cáliz, siempre hemos vivido intensamente
esta crónica de una vida anunciada. Pero carecíamos de algo fundamental. A pesar de que el poder de nuestra
palabra producía inquisiciones y poemas humanos, el viaje a la ficción era un viaje que transcurría en cien años
de soledades creadoras. Necesitábamos pensarnos en comunidad para dar gracias por el fuego.
Algunos de nuestros países tenían reuniones académicas dedicadas a su literatura. Invitaban a los patriarcas
del norte para recibir su bendición pero ni siquiera miraban al hermano desconocido, salvo cuando ese
hermano recibía algún premio Nobel o cosa equivalente. Aún así, leíamos entonces a Pablo Neruda, no a Pedro
Lemebel; a Octavio Paz, no a Carlos Monsiváis; a Gabriel García Márquez, no a Álvaro Mutis; a Mario Vargas
Llosa, no a César Vallejo; a Machado de Assis, no a Clarice Lispector. Nos contaminábamos con la hora de la
estrella y olvidábamos la constelación.
Pero hace veintiún años JALLA organizó su primer congreso en La Paz. En este modesto rincón del mundo, la
Carrera de Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés organizó un diálogo entre académicos menores
que quería pensar nuestro imaginario desde nosotros mismos. Es decir, recorriendo los senderos que se
bifurcan: escritura y oralidad, barroco mestizo y tejidos, poesía y candomblé. En otras palabras, la colonialidad
en las artes: la coexistencia y la desarticulación de modernidad y tradición que pueden comprenderse y
experimentarse desde la metáfora del saco del aparapita –nombre demasiado paceño que podría sustituirse
por el sociológico glocal o el educativo intercultural o el teórico diferencia radical o el político multitud pero
que traduciéndolo perdería llajua- que es nuestro momento constitutivo.
Desde entonces se han realizado diez jornadas más de ese camino ininterrumpido. Argentina, Ecuador, Perú,
Chile, Colombia, Brasil y, hace unos días atrás, Costa Rica. Hablándonos y escribiéndonos, tejiéndonos y
dibujándonos hemos ido revelando lo que la creciente lucha por la hegemonía está demostrando: que la lucha
por los saberes y poderes de la representación se ha desplazado del espacio ideológico al territorio cultural.
JALLA, así, ha profundizado la reflexión sobre los conflictos culturales que han diseñado la configuración de
nuestras identidades.
Hemos sido capaces de compartir lo que dicen nuestras palabras, lo que explican, lo que omiten, lo que niegan,
lo que fabrican. Porque nuestras palabras han producido nuestras realidades: desentierran pasados o los
inventan, diseñan horizontes o los sepultan, censan nuestra experiencia o la sueñan. Durante veintiún años
hemos construido una comunidad académica que ha llegado a su mayoría de edad, entre otras cosas, porque
nació en una ciudad que tiene gente con el corazón más grande. Y el año 2016 JALLA volverá a La Paz porque
ha llegado la hora de realizar el viaje a la semilla.”
8 de agosto de 2014, Heredia, Costa Rica.